Revolución en el mundo… de la moda

Una campaña internacional exhorta a consumidores, diseñadores y marcas a hacerse una simple pregunta: “¿Quién hizo mi ropa?”

Una de cada seis personas en el mundo trabaja en la cadena de suministro de la moda. La industria del vestuario es la que más depende de la mano de obra, sin embargo, las personas que hacen nuestra ropa están invisibilizadas. En el momento de la compra de un artículo de vestir, la mayoría no somos conscientes de los procesos de la creación de una prenda ni en su impacto ambiental o social. El movimiento Fashion Revolution quiere utilizar “el poder de la moda” para inspirar un cambio permanente en la industria y reconectar los enlaces rotos en la cadena de suministro que nos impiden ver estos procesos. Es necesario entender que no sólo compramos una pieza de ropa o un accesorio, sino toda una cadena de valor y relaciones laborales.

Antecedentes de una revolución

El Rana Plaza, era un edificio en la capital de Bangladesh, que alojaba a 5000 empleados de cuatro fábricas de ropa. En la mañana del 24 de abril de 2013, el edificio se incendió y colapsó ocasionando la muerte de más de 1000 personas. Testigos sobrevivientes declararon que un día antes, tras informar de la aparición de una grieta en uno de los muros del inmueble, se mandó a los trabajadores a que volvieran a sus labores. En conmemoración a la que quizás sea la mayor tragedia relacionada con la manufactura textil, personas e instituciones de 67 diferentes países organizan el Fashion Revolution Day, el Día de la Revolución de la Moda. Ese día, se lanza el desafío a las marcas mundiales a que se comprometan con la transparencia a lo largo de toda su cadena de valor, desde los desde los agricultores y los trabajadores de las fábricas hasta los consumidores. El Día de la Revolución de la Moda pretende demostrar que el cambio es posible y que se puede crear un futuro más ético y sostenible para la moda. Las catástrofes sociales y ambientales en las cadenas de suministro de la moda continúan. Obreros en Camboya que trabajan seis días a la semana, ganan apenas lo suficiente para cubrir sus gastos básicos y se arriesgan a la desnutrición, lo que en los últimos años junto, a malas condiciones de trabajo, ha provocado numerosos incidentes de desmayos masivos y el colapso de fábricas.

El cultivo del algodón también presenta serios problemas. La producción mundial gasta US$ 2 mil millones de pesticidas químicos cada año. En los social, durante los últimos 16 años, más de 250 000 suicidios de agricultores de algodón se han registrado en la India, en la mayor ola de suicidios de la historia. Carry Somers, cofundadora del movimiento Fashion Revolution afirma: “Cuando todo en la industria de la moda sólo se centra en obtener beneficios, los derechos humanos, el medio ambiente y los derechos de los trabajadores se pierden. Esto tiene que parar y tenemos la intención de movilizar a la gente de todo el mundo a que se cuestione, se informe y haga algo”.

Fortaleciendo el tejido social

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Bethany Tran con Otto García, fabricante de zapatos del Barrio La Limonada. Foto: The Root Collective

La campaña exige a la cadena de valor textil un compromiso demostrable hacia la transparencia, desafiando a las marcas y minoristas a transparentar sus cadenas de suministro. Fashion Revolution también desea mostrar ejemplos de aquellos que ya trabajan por un futuro mejor para la moda. Entre ellos, se encuentran algunos casos cuyos campos de acción están en Guatemala. El primero tiene su raíz en el Barrio La Limonada de la Ciudad de Guatemala. Ahí se localiza la fábrica de zapatos de Otto García, que da albergue y empleo a jóvenes en situación de riesgo. Los zapatos que ahí se fabrican, se comercializan en todo el mundo por The Root Collective, empresa estadounidense que forma parte de la coalición de Fashion Revolution.

The Root Collective — Walk the Vision from Em Grey on Vimeo.

El comercio justo es un tema central

El comercio justo es un tema central del movimiento
Foto: AMA

Un poco más lejos de la capital, trabaja la Asociación de Mujeres del Altiplano (AMA).  Muchas de las mujeres en las comunidades socias de AMA en Quetzaltenango y Sololá tejen artículos de moda. Las mujeres crean los productos con el tradicional método maya en telar de cintura, con tintes de origen natural, con lo que —según afirman las dirigencia de la organización— se promueven los valores y la conciencia culturales en ellas mismas y en los consumidores. La Asociación también funciona una cooperativa para vender estos productos dentro del modelo de comercio justo y garantizar un precio ecuánime para las productoras. Este sistema de comercialización, a través de la marca Pixan, permite que las mujeres permanezcan en sus comunidades, con sus familias y redes de apoyo, en lugar de tener que viajar para tener acceso a los centros comerciales.

Participar en el Fashion Revolution Day es muy importante para nosotros, ya que somos conscientes de que lo más importante acerca de la ropa es la historia de las personas que lo hacen; que es una historia feliz, no una tragedia. Estamos orgullosos de apoyar una causa que trabaja para asegurar que más de estas historias sean de trabajo ético  y no de explotación

Asociación de Mujeres del Altiplano (AMA)

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