Hacer un concierto de Rock en Guatemala, no es sencillo. Los problemas van desde los políticos hasta los económicos; y ninguno de ellos es fácil de saltear. Los lugares para albergar una banda internacional como Catupecu Machu son pocos y aun cuando se encuentre una localidad adecuada, no faltan los infortunios. El 5 de diciembre, un desperfecto eléctrico atrasó el toque un par de horas. Un par de horas eternas.
Afortunadamente se encontró una solución y Viernes Verde, los teloneros y admiradores confesos de Catupecu, subieron al escenario a las 22:00 horas. Después de los guatemaltecos, el Vampiro tomó el micrófono para saludar al público y anunciar el platillo principal de la noche.
Plan B
La espera, los nervios, y la planta eléctrica portátil valieron la pena. Una banda de Rock excepcional, Catupecu Machu demostró por qué es una institución del rock argentino. Iniciaron con Anacrusia y tres bajos en esta canción de su nuevo disco Simetría de Moebius. Y lo que quiero es que pises sin el suelo, Plan B, Perfectos cromosomas le siguieron. En ningún momento la energía decayó. Y es que, como dirían en su éxito A veces vuelvo, estábamos desesperados por encontrarnos y vernos esa noche. Fernando, es un frontman que sabe cantar, chiflar, escupir al piso, saltar y hacer saltar a la multitud sesenta centímetros sobre el suelo, noventa centímetros sobre el suelo. El resto de los Catupecu, Herrlein, Macabre y Sebastián también derrocharon talento y carisma esa noche, mientras repasaban los mejores éxitos de la historia de la banda y veían, con cierto asombro, como los chapines coreaban todas las canciones del repertorio.
Un público nada boludo

El respetable público fue el principal protagonista de la noche. Los argentinos admitieron que les sorprendió ese recibimiento, y, para fortuna de sus fans, auguraron futuras visitas a Guatemala. Al final, a manera de un encore (y buscando cierta simetría), interpretaron por segunda vez Y lo que quiero es que pises sin el suelo, por ser una de las rolas que, desde el punto de vista de los músicos, fue la más coreada por los asistentes.
“La mejor noche de mi vida”, decía Guille, batería de Viernes Verde, emocionado en el backstage. En definitiva, un concierto como pocos en Guatemala. El debut de El Circo del Rock como organizador, la energía de ambas bandas, la respuesta del público… de lo oscuro hacia la luz, todo nuevo… Hacer un concierto de Rock en Guatemala, no es sencillo. Pero vale la pena.