Korn en Guatemala

No fue necesario recalcar que Korn es una de las bandas más representativas del Nu Metal con más de 30 millones de álbumes vendidos en todo el mundo. No se necesitó desempolvar sus éxitos en la radio o hacer demasiada propaganda. Los fanáticos que formaban filas alrededor del Estadio del Ejército la tarde del domingo 25 de abril, sabían exactamente a lo que iban.

Quienes lograron entrar temprano al recinto, disfrutamos de la interpretación de Toba con las conocidas White y Suffocate. E.X.T.I.N.C.I.O.N., por su parte, ofreció las viejas favoritas y material nuevo, en esta ocasión con una presencia más favorable que en el concierto de Metallica en marzo. Ya entrada la noche, el público recibió bien el repertorio del enérgico DJ Kid Knuckles. La respuesta a la ocasional canción de Metallica o System Of A Down, nos recordó que el llamado “Año del Rock” llega tarde a Guatemala.

Pero bien valieron los 12 a 14 años de espera. Entre empujones y euforia, los guatemaltecos recibieron a los californianos uno a uno: Jonathan Davis, a la cabeza; Fieldy Arvizú, en el bajo; y el peculiar Munky Shaffer en la guitarra. Los nuevos integrantes de Korn: Shane Gibson en la guitarra, Zac Baird en los teclados y, en especial, Ray Luzier en la batería, hicieron que los miembros de antaño no fueran extrañados.

>Korn en GuatemalaEl setlist inició con 4U y abarcó temas de toda su carrera. Durante Coming Undone, incluyeron el clásico de Queen, We Are the Champions, en la que Davis puso de manifiesto su característica y genial vocalización. Indescriptible la fuerza de canciones como Here to Stay y Falling Away from Me. Destacó también Oildale, primer extracto de su nueva producción, Korn III: Remember Who You Are.

Are you ready?

La pregunta fue necia. Luego de Freak on a Leash y Good God, el Estadio explotó una vez más con Blind, que demostró la vigencia del género y la banda. Al finalizar, los músicos se despidieron someramente. Claro, el público no se movió. Uno de los técnicos colocó un micrófono extra cerca del lugar del vocalista. Quizá, para un instrumento de viento. Una gaita, por ejemplo.

En efecto, el famoso instrumento escocés hizo su entrada al escenario en las manos de Davis, para el deleite de todos. Shoot and Ladders encabezó el magnífico encore. Para ese entonces la luna ya se encontraba en su cenit, marcando ese momento realmente histórico de la escena rock en Guatemala. Con el clásico Got the Life terminó el recital y el público despidió a estos grandes del Nu Metal. Satisfechos por el concierto, sí, pero a la vez –e inevitablemente–, con hambre de más.

Publicado originalmente en la revista digital de El Circo del Rock No. 19 Edición de Aniversario.
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