En 1986 un extracto de la canción Desolation Row de Bob Dylan le dio el título al primer tomo de Watchmen. Desde entonces, esta novela gráfica escrita por Alan Moore (V for Vendetta, From Hell), ilustrada por Dave Gibbons y publicada por DC Comics dio de qué hablar por su temática y sobre todo por su originalidad.
Ambientada en Estados Unidos de los ochenta en plena Guerra Fría, la historia gira en torno a un grupo de vigilantes enmascarados; superhéroes en toda la dimensión de la palabra.
Era de esperarse que “la novela gráfica más aclamada de todos los tiempos” fuera llevada a la pantalla grande. Luego de varios intentos, algunas cuestiones legales y más de un enfado de Moore, se concretó su adaptación fílmica, a cargo del director Zack Snyder. Con la experiencia de la película 300, la cual Snyder adaptó magníficamente, los fans estaban expectantes al estreno de esta obra. Todo indica que Snyder cumplió a cabalidad.
Es probable que quienes no estén familiarizados con el cómic, –específicamente con novelas gráficas de cualquier género–, encuentren la película pesada. Quizá demasiado sombría y violenta, si se compara a las sagas de Superman o el Hombre Araña. Por ello, la consigna fue mantenerse fiel al cómic, según parece. En esta película destacan los atuendos de cuero como en X-Men, o el kevlar como en Batman. La mayoría de personajes se asemejan –en la medida de lo posible– a como Dave Gibbons los concibió en los ochenta. La más obvia excepción es el traje de invierno de Nite Owl que muestro a continuación:
Pregunta para la discusión: ¿funciona el spandex en las películas de superhéroes?
Sin contar algunos detalles necesariamente omitidos de la epopeya original y algunos cambios en el final de la historia, la película sigue la trama establecida por la novela de Moore y Gibbons.
Así, Watchmen examina el siempre incomprendido concepto del superhéroe, criticando, de paso, a la sociedad de ayer y hoy, a través de la eterna pregunta:¿Quién vigila a los vigilantes?