Me llamaron la atención los posters del film Seven Pounds (Siete Almas) en el que sólo aparece el rostro de Will Smith. ¿Y las otras seis almas?, pensé.
Will Smith vende tickets. I Am Legend recaudó $584,015,483 a nivel mundial. No es de extrañar entonces que su última película gire en torno a su personaje, o más bien, a su actuación. En lo personal, hubiese preferido que la película desarrollara más el argumento, en vez de enfocarse en la interpretación de Smith que francamente… no me convenció.
Si la recomiendo o no, es una pregunta difícil. El ritmo lento de Seven Pounds —aunque justificado— de seguro impacientará a muchos. Todos apreciamos una obra dramática como ésta dependiendo de nuestras propias experiencias. A mí, la motivación del protagonista y las actuaciones del reparto, fueron apenas capaces de conmoverme. A final de cuentas Seven Pounds trata de sacrificio y redención. ¿Quizá es por eso que resulta difícil identificarse con el personaje de Smith? Espero que no.
Frío, inexpresivo e impávido. Así es el personaje de Will Smith. A pesar de que Seven Pounds cuenta con un reparto estelar (Rosario Dawson, Woody Harrelson, Barry Pepper, entre otros), se le da prioridad a Smith quien presenta una actuación, que aunque muy buena, no consigue por sí sola, compensar ciertas carencias del argumento. En lo personal, no quiero ir al cine para ver un actor en pantalla, quiero ver una historia que esté bien construida y que capture mi atención.
La trama de Seven Pounds se presenta con flashbacks que puede resultar interesante para algunos. Sin embargo, este formato que desde Memento ha venido a aparecer con frecuencia en los dramas, tiene la desventaja de que si la película resulta predecible, es un esfuerzo en vano. A lo largo de Seven Pounds se presentan unas pocas sorpresas, que resultan ser mínimamente emocionantes. Quizá lo que me sorprendió más fue el porqué el protagonista tiene una medusa de mascota. Pero bueno, no les digo más por aquellos que no la han visto.
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