Me dijeron que debería escribir de Metallica. Bleh. Ya lo dije, quien necesite «entrar en el mood» para Metallica a estas alturas de su vida, no está en nada. Han tenido más de 20 años para hacerlo. Esta semana escuché el Death Magnetic, pero fijo no pretendo que se me quede la letra de Broken, Beat & Scarred.
Emocionado estoy, sí… pero sé que el Metallica que viene no es exactamente el mismo grupo que me emocionaba hace 5 o 10 años. Por ejemplo, sé que no van a tocar ninguna rola de Load, mi álbum favorito. El Death Magnetic parece ser trash en su máxima expresión, y eso está bien. Es lo que mejor saben hacer. Yo, desde Preferencia, voy a verlos con una sonrisota. Eso, si la organización no termina de colmar mi paciencia. Eso de abrir la puertas en la mañana y dejarlo encerrado a uno todo el día, no me parece… pero habrá que ver hasta mañana.

Entre tantos conatos de conciertos y lanzamientos de CD, uno ya no sabe ni qué escuchar. Un día estoy viendo a Axl Rose cantar una cumbia y al otro oyendo lo nuevo de Gorillaz.

Por el momento, ando escuchando Pearl Jam. Específicamente, los conciertos de Live at the Gore 05/06, boxset con 3 conciertos y 7 CD. Un regreso a mi período grunge e incluso noventero, supongo. Andaría en bermudas si no hubiera tanto frío. Después del viernes, sólo me queda (1) ir a un concierto de Pearl Jam y (2) estrechar la mano de Dave Grohl, y puedo descansar en paz, musicalmente hablando.

Hay demasiada música y muy poco tiempo para nosotros los mortales. A través del blog de Bajo Presión Records llegué a If you make it, un sitio con descargas legales de bandas indie (aún no sé si ese es el término políticamente correcto). Por recomendación de Jurek, bajé seis:

• Snowing
• Banner Pilot
• Used Kids
• Sundials
• Captain We’re Sinking
• Grown Ups

y una que escogí al azar:

• Football, Etc

Todas, excelentes hallazgos para un coleccionista de mp3. Me acordé de una época donde navegaba el internet buscando este tipo de música para mi incipiente biblioteca musical. Me encontré con miles de bandas «de garage» que ya sea por pura novedad o verdadero talento, sonaban geniales. Muchas sonaban parecidísimas, otras no me gustaron nada. Pero nunca faltó aquella rola que por puro capricho o coincidencia circunstancial era la favorita de la semana o el mes (Strawberry Jam de The Fine Print), ni aquella banda sueca que de ser una total desconocida pasó directo a la carpeta de favoritas. Un día de estos voy a esconder en el archivo de este blog algún post de Millencolin (tampoco les voy a compartir a esta bandona así de fácil).