El Festival Iberoamericano de Cultura Musical Vive Latino es el más grande de Latinoamérica. Con 21 ediciones en su haber, el evento es un referente en la región. Miles de personas se congregan en la Ciudad de México -aprovechando el feriado por el natalicio de Benito Juárez- para disfrutar un fin de semana de buena música.
Este año, llegué temprano por primera vez.
En la fila de la entrada, a cada asistente se le tomaba la temperatura con un termómetro láser. Este fue el primer indicio de que el festival se realizaba en tiempos de Coronavirus. Para entonces, ya se había informado sobre algunas cancelaciones debido a «problemas de traslados y afectaciones en sus países» (por no decir «por la pandemia»). Echaría especialmente de menos a Portugal. The Man y a Vetusta Morla. En fin, consideré importante aprovechar al máximo lo que quedaba del cartel. Llegué al Foro Sol a eso de las 13:30 horas, acompañado de un amigo costarricense que conocí en un concierto de Bob Dylan. Las primeras bandas empezaban a tocar a las 14:00.
Al entrar, nos dio tiempo de comprar algo de comer y beber. Con lo rico que se come en México, siempre llama la atención la oferta de los food trucks. Por otro lado, la cerveza no falta. Mientras comíamos y bebíamos, desde lejos vimos cómo la banda de punk Say Ocean inauguraba el festival desde la Carpa Doritos. Poco impresionados por los chicos tapatíos, decidimos movernos a la Carpa Intolerante (otro de los siete escenarios del festival). Ahí nos esperaba Negrø y Las Nieves de Enero, una banda indie de la cual me resonó «Quiero», una balada ideal para dedicar:
De momento
quiero ponerme un poco intenso
proponer que nos miremos
sin nuestra ropa exterior
Hay que mencionar el esmero que ponen estas pequeñas bandas en sus presentaciones en este festival. Nótese la dedicación, por ejemplo en la escenografía de Negrø y Las Nieves de Enero.
En la misma Carpa Intolerante pudimos ver el final de la presentación de The Warning, un trío de chavas jovenes haciendo buen rock pesado, lo cual es siempre es alentador. Pero como no solo de rock vive el hombre, nos encaminamos a ver a una leyenda de la cumbia villera: Pablo Lescano, quien junto a su banda Damas Gratis se encargó de encender el escenario principal.
Damas Gratis debía empezar a tocar a las 2:30, pero con la cancelación de Vetusta Morla, se corrieron los horarios de ese escenario. Mientras Pablito anunciaba que “llegó María, María de Colombia”, anunciaron en redes sociales que el Tecate P’al Norte se había cancelado. Mi viaje a México incluía ir a este festival que se celebraría en Monterrey, la semana próxima del Vive. Ya se venía venir. Era una suerte (y quizás un riesgo) que no hubieran cancelado este festival. Con las notas de «Für Elise» de Beethoven sonando en clave de cumbia en el keytar de Lescano nos despedidmos por el momento del escenario principal.
A las 16:00 llegó la hora de ir a buscar un buen lugar en el escenario Escena Indio. En este lugar se presentaría más adelante El Cuarteto de Nos. Pero antes, la banda mexicana Reyno se encargaría de entretenernos con su rock pop. En cierto momento se unió a ellos Jay de la Cueva, porque, ¿por qué no? El Vive Latino es un buen espacio para colaboraciones de este tipo entre artistas. Jay de la Cueva, integrante de Fobia, estaba en el festival porque se presentaría al día siguiente con otra de sus bandas, que fue fichada a último momento tras las cancelaciones.
Mientras esperaba, ya solo, al Cuarteto, pude escuchar a lo lejos a Bersuit Vergarabat tocando «Un pacto» y aunque me dolió un poco no verlos, no estaba dispuesto a abandonar el lugar que había conseguido en primera fila para ver si mi grupo de rock en español favorito.
Todos ya festejando porque llegó papá
Quienes me conocen, seguramente ya me han escuchado hablar de El Cuarteto de Nos, banda uruguaya con décadas de trayectoria. Unos genios. Esta era la tercera vez que los veía en vivo y la segunda consecutiva en primera fila de un Vive Latino. Liderado por Roberto Musso, este quinteto no decepcionó, derrochando energía y carisma durante los 50 minutos de su presentación. El énfasis del concierto estuvo en su nuevo álbum «Jueves», del cual interpretaron cinco canciones. Entre ellas, destaco «Mario Neta»:
Y yo sigo acelerando / pero no tengo apuro
Trabajando duro / ganando el dinero
Y comprar lo que no sé si necesito pero quiero…
La lírica ingeniosa siempre han sido el principal atractivo de las canciones del Cuarteto de Nos. En sus últimos discos se ha notado una mirada más crítica a la sociedad actual como se puede escuchar en la misma «Mario Neta» o en la curiosa «Contrapunto para Humano y Computadora», en la que Musso entabla un duelo de palabras contra la voz robótica de una computadora.
Tampoco faltaron los grandes éxitos, donde hay muchos por escoger. En esta ocasión, se nos complació con «El hijo de Hernández», «Ya no sé qué hacer conmigo», «Lo malo de ser bueno», «No llora», y por supuesto, «Yendo a la casa de Damián». Para más fotos de la presentación, pueden visitar la página del club de fans del Cuarteto en Guatemala: La Casa de Damián.
Terminada la presentacion del Cuarteto, había tiempo para deambular un poco por el festival. Lamentablemente no daba tiempo de ir hasta el Escenario Telcel para ver a Vicentico, pero sí a Francisca Valenzuela, quien cantaba en el escenario Vive Vero su canción «Flotando», acompañada por Manuel Coe, vocalista de Camilo VII. Desde lejos, también pude escuchar a Little Jesus tocando «Mala onda» subidos en el escenario principal. Me gusta Little Jesus, pero tengo la opinión poco popular de que su nuevo disco no tiene sencillos tan buenos como los de su «Río salvaje», disco que presentaban la vez anterior que los vi en un Vive Latino, eso sí, en un escenario más pequeño.
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